Pablo Alborán conquista a Monterrey [Reseña]



Por Sofía de Hoyos / El Horizonte
Foto por Auditorio Banamex
24 de abril de 2015

Los gritos de las admiradoras del cantautor malagueño fueron un estruendoso himno de bienvenida dedicado para Alborán, tan pronto como el intérprete hizo suyo el escenario a las 21:50 horas, justo a tiempo para empezar la velada a ritmo de Está Permitido y La Escalera.

Muy buenas noches familia, me alegra estar ya en Monterrey. Gracias por creen en mí, en mi música. Esta noche desde ya soy vuestro, dijo antes de interpretar Pasos de Cero.

Juegos de luces, la compañía de seis músicos más dos pantallas laterales y cortinas blancas que fungieron como paneles segmentados en los que se mostraban proyecciones alusivas a cada tema, fueron los elementos de producción que el cantante de 25 años utilizó atinadamente para crear el mágico ambiente que cautivó a 3,700 personas que cantaron durante toda la noche.

Para Ecos y Recuérdame, Pablo no dudó en demostrar su maestría como músico, y logró colmarse de aplausos con su interpretación al piano.

Mientras cantaba Quimera, tema en el que colaboró con Ricky Martin, la sensualidad de Alborán quedó plasmada en unos cadenciosos movimientos con los que recompensó la euforia de sus fans. Un Buen Amor y Desencuentro no pudieron faltar, mientras una admiradora arrojó una rosa a los pies de Alborán cuando él brindó Quién.

En cuanto empezaron a sonar las primeras notas de Caramelo, Pablo volvió a hacer gala de sus dotes de multinstrumentista al hacer vibrar las cuerdas de una guitarra eléctrica; y para El Olvido encendió el ánimo de miles al tocar el cajón español, además de que se hizo de una guitarra acústica para acompañar Miedo antes de iniciar el bloque acústico de la noche, que se integró por fragmentos de El Beso, Perdóname, Te he Echado de Menos y Ahogándome tu Adiós.

La verdad es que me habéis sacado de dudas, Monterrey; esta noche el amor está aquí, dijo el cantante antes de Dónde Está El Amor. Aunque para Tanto, Alborán se dejó el alma en el escenario con el poderío de su voz, al igual que para Éxtasis y Volver a Empezar, en la que el público marcó el compás con sus palmas al aire. 

Tras una falsa despedida, el español cerró la noche con Solamente Tú, Por Fin, Gracias y Despídete, mientras que Vívela fue un positivo canto a la esperanza en el que Alborán dejó impresa la promesa de volver pronto a Monterrey.

Al finalizar el concierto, a las 23:38 horas, Pablo besó el escenario y rodeó su cuello con una bandera mexicana.

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